El cementerio está lleno de héroes. (Triumph Acclaim «Seig Heil»)

A finales de los ’70 en la British Leyland se veian incapaces de sustituir con garantias a los ya netamente obsoletos Maxi, Allegro y Marina, columna vertebral de la otrora extensa gama inglesa.  Así que tragandose el orgullo patrio decidieron hacer una especie de casting para fabricar bajo licencia algún modelo foráneo mientras los futuros Maestro y Montego iban tomando forma.  El primer candidato fue la «fábrica de pesadillas americanas» AMC, ella solita se borró desapareciendo bajo el paraguas Chrysler.  La propia Chrysler, con filiales fiables europeas, también fue propuesta pero también se borró al vender sus marcas a Peugeot.  Renault fue la siguiente, pero los mandamases de la BL recelaban del poderío de la Regie, tampoco era cuestión de allanar el terreno permitiendole fabricar en las islas a uno de los más fervientes rivales continentales.  Así que quedó casi como única opción el ¿pequeño? fabricante japonés Honda.  En diciembre del ’79 se firmaban los acuerdos y a los 18 meses salía de la fábrica de Cowley el primer Triumph Acclaim.  El nuevo coche era un Honda Ballade (un Civic 4 puertas) britanizado con nuevas tapicerías, mayor equipamiento y un carburador más generoso.  Fue el sustituto natural de los Toledo/Dolomite (por ello la marca elegida fue Triumph) y significó también la desaparición del controvertido TR7.  La BL tenía un buen coche en liza y en Honda se frotaban las manos con los permisos de su nueva fabrica en territorio inglés, pudiendo así eludir los fastidiosos cupos de importación japoneses.  El Acclaim fue uno de los 10 coches más vendidos en Inglaterra en los 82 y 83 (único Triumph en conseguirlo) y tiene el positivo record de ser el coche inglés con menos reclamaciones en garantia.  Toda una suerte.  Todo parecía ir bien para todo, excepto para Triumph.  Las exportaciones se vieron influenciadas por el malicioso rumor de que en Alemania tendría que cambiarsele el nombre ya que una traducción más o menos literal (‘exaltación de la victoria’) coincidía con el vítore nazi ‘Seig heil!’.  A pesar de ser (por fin) un duro rival del Golf nunca se vendió en el mercado germano.  Sea como fuere el Acclaim no dejaba de ser un Triumph fabricado en la fábrica de Austin (rivales inrreconciliables) y esto le condenó a su desaparición. La industria inglesa, con el ego subido, volvia a fabricar buenos coches. Pasados los tres años iniciales del acuerdo los japoneses con su nueva y propia fábrica ya en marcha dejaron hacer a Harold Musgrove y a los suyos que tenían otros planes para la marca del laurel.  Incomprensiblemente el sustituto del Acclaim ya no fue un Triumph propiciando la desparición de la icónica marca, el bloque duro de la British-Leyland (pro Austin-Rover) había acabado por fin con sus acérrimos rivales, la guerra civil había acabado.  Tal vez el Acclaim fue visto como un coche conservador, o no suficientemente British, pero era muy seguro y fiable y estaba fabricado en las Islas.  Los Vauxhall ya eran indisimuladamente Opel y los Ford Cortina eran los cuadradotes Taunus fabricados en colonia.  Rover fabricó por primera vez coches pequeños (la serie 200) y los Austin Montego/Maestro no mejoraron la situación en absoluto.  Honroso final.  Triumph, descanse en paz.