Hijo de Caín (Rover 213/216 mkI)


Se dice que hubo un tiempo en que había almenos una marca inglesa por cada letra del abecedario. Cada una tenía su propio caracter e indiosincracia y unos clientes más o menos fijos lo que provocaba que en vez de buenos vecinos los constructores británicos fuesen acérrimos rivales. Las profundas crisis (en plural) del sector a base de huelgas y politicas tremendamente erróneas (maxi, allegro…) habían hecho emigrar a los grandes constructores a otras latitudes (España p.e.) quedando en las islas solamente las maltrechas, y otrora grandes enemigas, marcas inglesas fusionadas, reagrupadas y remezcladas en un gran grupo: La British-Leyland. El futuro se vislumbraba fabricando coches bajo tecnología ajena. Triumph (la BMW de las Islas) montó el Acclaim que a duras penas se diferenciaba del Honda Ballade. Rover, una especie de ¿Mercedes? a la inglesa veia como su gama era la más suceptible de desaparecer (coches pseudo-lujosos). Pero sus mandamases tenían un as en la manga. El antiguo grupo Leyland (Austin, Rover, Morris…) asestó el golpe de gracia a su máxima rival histórica, la StandardTriumph, firmando a espaldas de ésta, un nuevo acuerdo con Honda para el sustituto del Acclaim. Nacia la serie 200 de Rover, que a diferencia de Triumph nunca había fabricado ningún coche tan pequeño, quedandose como marca única (Austin moriria al poco después).


Como buen Lord Inglés tenía un bonito acabado en símil-madera y tapiceria vistosa conjuntado con un rico equipamiento y sazonado con los típicos problemillas de fiabilidad.  El fin del principio del fin.

Acerca de Sergio Mercado

Lo reconozco ¡Me encantan los coches! Pero no solo aquellos que forman parte del imaginario popular por sus logros y parabienes. Me gustan TODOS los coches y en especial los que llevan una bonita historia cuestas.
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9 respuestas a Hijo de Caín (Rover 213/216 mkI)

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  2. kalin dijo:

    …a mi Panda no se le podia poner para abajo, pues no tenia freno de mano; al trasluz de la roña los mas graciosos solian dibujar directamente miembros viriles en la luna trasera…;al no tener mazo de contacto se arrancaba puenteando directamente (durante años!!!) y por supuesto, como las ventanas ni subian ni bajaban las dejaba abajo siempre y asi se ventilaba «mas eficazmente»…; y por supuesto, fué pionero en la función de desconexión de cilindros: el cableado del delco estaba rígido y al mojarse comenzaba la sinfonía…;el bache de potencia lo tenia desde que arrancaba hasta que paraba; por lo que se vé se trata de casos de evolución paralela; salu2cv

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  6. Sergio Mercado dijo:

    Uno de estos primerisimos 216 SE (B-2326-GZ) fue mi primer coche. No funcionaba ninguno de sus 4 elevalunas, no tenia tapón de gasolina, arrancaba cuando quería y tenía un agujero del tamaño de Cuenca en la puerta trasera derecha. Todavía lo añoro. Un coche así marca para siempre.

    • kalin dijo:

      …eso en mi pueblo se llama sindrome de estocolmo…

      • jejeje. Siempre lo tenía que aparcar cuesta abajo por un problemilla con el motor de arranque. La aleta delantera izquierda se había vuelto lila azulado (en realidad era color rojo inglés) y tenía un tacto pegajoso. En la puertas del lado izquierdo y el capot se podía leer a contra luz mensajes obscenos de una vez que intenté lavarlo con una espuma que me dejaron y me pareció gracioso escribir con ella cosas del estilo «Mr Pollón» antes de enjuagarlo. Después descubrí que la espuma era para la tapicería. Tenía un extraño efecto «turbo» o bache de potencia entre las 2000 y las 3000rpm ya que su complejo carburador estaba más sucio que el palo de un gallinero. En el maletero había más de 200 revistas dominicales que debía haber tirado al contenedor de reciclaje bastante tiempo atrás… Aunque ha sido el coche más peculiar de cuantos he tenido no es ni mucho menos el peor ni el más original, al primer amor se le perdona casi todo 😉

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