‘Something Stupid’. (Chrysler Imperial Frank Sinatra edition «FS»)


La marca de la Pentastar no había sobrevido a la crisis de los setenta con garantías de futuro.  En el último año de la nefasta década la Chrysler da un golpe de efecto y ficha a uno de los gurús de la Industria, el suertudo Lee Iacocca. El nuevo director general recibe una subvención por parte del Gobierno para reflotar la marca (en su época en la Ford Company a parte de crear los Mustang y Pinto también destruyó el coche de JFK por orden de la CIA ganándose amigos en las más altas esferas).  Propone crear una familia de cochecillos  de gama ¿media?, a la forma europea/japonesa que en un principio se venden suficientemente bien, uno de los miembro de dicha familia fue la exitosa e imitada Voyager.  Iacocca se percató que no tenían rivales para competir con Cadillac ni Lincoln y creyó que fabricando un modelo que pudiese rivalizar con las más nobles ganaría prestigio y daría la imagen que «las cosas no van tan mal«.  Así que con la base del modelo Córdoba/Mirada se creó un nuevo luxury coupé de 2 puertas a la altura de los ElDorado y Continental. Se resucitó el marchamo Imperial (la otrora marca de superlujo del grupo) y nacía ya en 1982 el nuevo buque de insignia:  El Chrysler Imperial.  El nuevo auto tenía un equipamiento de autentico lujo (hasta llaves de oro) que lo convertía en el coche americano más caro de aquel momento.  Como grandes avances técnicos tenía un tablero de abordo completamente digital, uno de los mejores equipos de sonido que se podían montar, y un moderno y eficiente sistema de inyección electrónica, tenía detalles cuidadísimos como la mayor garantía ofrecida por un fabricante americano: 2 años o 30.000 millas.  Por desgracia no todo funcionaba cuando debía.  El motor elegido era un simple V8 de 318 pulgadas cúbicas (las malditas leyes federales)  alimentado por la novedosa inyección eléctrica (EFI) que los técnicos de la Chrysler habían desarrollado con los conocimientos adquiridos en las misiones Apollo de la NASA (¡!).  A la centralita electrónica se le amontonaba el trabajo:  Cuerpo inyector para 8 cilindros, sensores de temperatura, de caudal, de posición del acelerador… además era muy sensible a las pequeñas fugas de aire.  La fiabilidad se resintió de tal manera que Chrysler sustituía sin coste alguno el sistema EFI por un simple y pantagruélico carburador.  También se sustituyeron en garantía bastantes tableros digitales por los más fiables analógicos, Chrysler había descubierto que quien pudiese gastarse tanto dinero en un coche también se lo podía gastar en un buen abogado.  Lo cierto es que el Imperial no dejaba de ser un Chrysler Cordoba maquillado y engordado a base de equipamiento y aislamiento acústico.   Además sus adinerados propietarios debían compartir red de ventas, talleres y servicio oficial con los modestos Plymouth algo que sus prestigiosos rivales cuidaban con más esmero. En medio de este sinsentido y como operación de prestigio (marketing) aparece una serie especial «controvertida»: Chrysler Imperial Frank Sinatra edition.  Por un sobreprecio cercado al 10% el nuevo modelo se entregaba pintado y tapizado en color azul (jactandose de ser el mismo tono que el de los ojos del cantante), una ¿funda? con toda su discografía en cassete, un equipo de música mejorado, y una consola especifica en el salpicadero para 8 cassetes, amen de una placa conmemorativa con la firma del artista.  La Voz venía siendo la imagen de la Chrysler desde hacía unos años.  Iacocca había apelado en la publicidad al verdadero americanismo (trasnochado) reflejado en un ya viejuno Frank Sinatra y de hecho lograron en parte su cometido.  Pero todos los esfuerzos fueron en valde.  El nuevo Imperial no cumplió las expectativas, de hecho hizo perder el (poco) crédito del grupo Chrysler como fabricante de vehículos de auténtico lujo, aunque la Corporation parecía que se salvaba momentáneamente gracias a las K-Series lo cierto es que ya estaba herida de muerte y agonizó hasta que fue de mano en mano ya en el nuevo siglo.  Admirado y respetado y con sus virtudes ancestrales intactas ya en los 80 estaba claro que el mundo demandaba frescura y una nueva forma de hacer las cosas, tanto a Chrysler (icono de la industria automovilística americana) como a Sinatra.


parte del paquete especial Frank Sinatra (¡!)

 

Acerca de Sergio Mercado

Lo reconozco ¡Me encantan los coches! Pero no solo aquellos que forman parte del imaginario popular por sus logros y parabienes. Me gustan TODOS los coches y en especial los que llevan una bonita historia cuestas.
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9 respuestas a ‘Something Stupid’. (Chrysler Imperial Frank Sinatra edition «FS»)

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  6. L'Ornithorynque dijo:

    It’s time! Isn’t it?

    The other question is «what for»? The most awfull dashboard of all the story of automobile.

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