Paralelo 38. (Kaengsaeng 88, Pyongyang 410, Paektusan)


Los países de la órbita comunista nunca han tenido muchos vínculos afectivos con el automóvil.  La percepción de que únicamente se vivía bien a la forma americana tenía mucho que ver con su potente industria automovilística.  Las bondades del automóvil eran proclamadas a bombo y platillo y éste constituía un sinónimo de libertad y un prisma del estatus social adquirido o por adquirir.  Mientras las gamas de los autos yankies se cambiaban maquillaban año tras año al otro lado del Telón de Acero se conformaban con modelos eternos.  La aislada y beligerante Corea del Norte llega hasta el ocaso del milenio sin síntoma alguno de ni de Glasnost ni Perestroika.  La totalidad del parque automovilístico, e incluso el derecho a conducir, están controlados por el gobierno.  Aparte de los altos funcionarios y jerarcas del partido solo los pertenecientes a las castas más favorables al régimen y que dispongan de divisas extranjeras (por un familiar emigrado) puede optar por una especie de permiso/alquiler previo pago.  Los coches disponibles son algunos modelos chinos y los sempiternos Fiat nacionalizados.  No siempre fue así.  En los ochenta los vecinos del sur comenzaban su andadura automovilística propia y al todopoderoso Kim-Il-Sung le pareció oportuno equipararse.  Juntó a lo más granado de la ingeniería local con el único propósito de hacer un coche norcoreano.  Los leales súbditos estudiaron a fondo uno de los coches más populares entre sus superiores.  La dinastía Kim siempre había profesado admiración por los Mercedes y consiguieron importar cierta cantidad de ellos.  Así que después de varios estudios y modificaciones se presentó el Kaengsaeng 88.  A simple vista parecía una moderna berlina alemana, tal vez el modelo básico de la gama 190 con emblemas y colores propios, pero sus entrañas coreanas guardaban más de una sorpresa.  El motor era de origen Volga con sus características intactas (consumo elevado, baja potencia, uso de gasolina de bajo octanaje…).  No montaba aire acondicionado, lujo superfluo e innecesario, ni tampoco calefacción (!), faltaban gomas en las puertas (¿lujo innecesario?) y se sabe que su conducción propiciaba que el interior se llenase de polvo.   La pintura era una modificación disolución de la usada para pintar casas.  El resultado no era del todo «agradable» ya que cualquiera preferiría un vulgar Lada antes que un tractor disfrazado de W-201.  Se cree que la aventura acabó con varios prototipos construidos.  Ya en los noventa una versión mejor construida copiada fue puesta en liza con mejor fortuna, el Paektusan.  Ni la imperterridad de la incombustible berlina pequeña de Mercedes le libró de la tiranía del paralelo 38.

Al igual que cualquier cosa que atañe a Corea del Norte no hay muchos documentos gráficos disponibles.  Las dos primeras fotos fueron tomadas por turistas (perplejos) alemanes.

Acerca de Sergio Mercado

Lo reconozco ¡Me encantan los coches! Pero no solo aquellos que forman parte del imaginario popular por sus logros y parabienes. Me gustan TODOS los coches y en especial los que llevan una bonita historia cuestas.
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5 respuestas a Paralelo 38. (Kaengsaeng 88, Pyongyang 410, Paektusan)

  1. L'Ornithorynque dijo:

    J’ai bien fait de repasser par idci, c’est toujours aussi drôle 😉 (et bien documenté, surtout!).
    Belle photo d’en tête (Dyane!)

  2. Estupenda entrada. Por cierto, he encontrado una página con misma vocación, pero centrada en las dos ruedas:
    http://www.odd-bike.com/
    Muchas gracias por tu estupenda página.

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