Mientras Salacia huía. (Curtis-Wright 2500 Air-Car «Bee»)


La todo poderosa empresa aeronáutica Curtis-Wright (CW)veía como la 2ª Guerra Munidal se acababa y con ella su supremacía técnica mundial.  El darle la espalda al motor a reacción fue una de las peores decisiones que mermó para siempre su posición de privilegio.  Lo de haberle vendido motores defectuosos al ejercito yankiee tampoco ayudaba mucho.  Al igual que sus rivales europeas la solución estaba en la diversificación.  Con ese ánimo firman un acuerdo de gestión con la Studebaker-Packard Corp. que resultaron no ser buenos compañeros de viaje para sanear cuentas. La extraña unión acaba en 1959 y tal vez allí se quedan con ganas del pastel automovilístico.  La CW creyó que su futuro militar estaba en el desarrollo de ciertos vehículos con capacidades anfibias.  En aquella América próspera de Motoramas y estética aeroéspacial el todo-es-posible estaba a la orden del día.  Si las grandes lanzaban a bombo y platillo propuestas rocambolescas (propulsión atómica, turbinas de gas, el Corvair…) el hecho de tener un vehículo completamente diferente a todo podía propiciar una publicidad que acabase de convencer a los mandamases militares para aceptar el proyecto y firmar suculentos contratos.  Nacía el Curtis-Wright 2500 Air-Car, un coche capaz de circular por asfalto y agua indistintamente.  La propulsión venía dada por dos motores de aviación «apuntando» al suelo que conseguían que levitase.  La recirculación del flujo de aire por una serie de trampillas propiciaba la direccionalidad.  Era una especie de hovercraft para uso urbano con forma mas o menos de paquebote automovilistico.  En un desfile neoyorkino mostró sus cualidades al gran público mientras el todopoderoso ejército yankie se hacía con dos unidades para uso y estudio.  Las conclusiones fueron las mismas.  A pesar que era del tamaño de un Hummer solo disponía de 2 plazas.  Los dos motores de helicoptero que lo mantenian a flote eran infinitamente ruidosos, lejos de las notas armónicas de los V8.  Además el consumo de gasolina (para aviones) era desórbitadamente alto incluso para los estándares americanos.  Estas dos pequeñeces venían acompañadas por unas prestaciones paupérrimas:  35 mph!!!  Por si fuera poco no era nada sencillo gobernarlo,  precisaba de terreno liso para circular con pendientes nulas y era MUY sensible al viento.  Eso si cruzaba rios y pantanos sin inmutarse (sin olas claro).  En aquella época (y posteriores) el conductor estadounidense demandaba cierta sofisticación.  Los botones accionaban cada vez más cosas y conducir con asistencias de todo tipo convertían los viajes en auténticos placeres.  Nadie estaba dispuesto a sufrir de esa manera para correr menos que con un Renault.  Como cualidades militares tampoco eran convincentes y el acuerdo que salvaría a la CW nunca se firmó.  Ninguno de los posteriores coches anfibios logró tener cuota de mercado.  Por algo será…

unidad superviviente (!)

Acerca de Sergio Mercado

Lo reconozco ¡Me encantan los coches! Pero no solo aquellos que forman parte del imaginario popular por sus logros y parabienes. Me gustan TODOS los coches y en especial los que llevan una bonita historia cuestas.
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2 respuestas a Mientras Salacia huía. (Curtis-Wright 2500 Air-Car «Bee»)

  1. kalin1º dijo:

    …hope!!!!…

  2. L'Ornithorynque dijo:

    Help!!!

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