Khrushchev la tiene más larga que Kennedy (ZIL 111 G)


La situación geopolítica mundial a principios de los años sesenta era cuanto menos convulsa.  La Guerra Fría aunque lejana iba tomando forma.  En el bando ruso Nikita Khrushchev y su ferviente destalinización no parecían convencer a ninguno de sus camaradas.  Las diferentes políticas impulsadas por el premier soviético no cuajaban del todo y en el bando capitalista comenzaba un decenio de excesos.  Aunque el way of life ruso había mejorado ostensiblemente en detalles como los automóviles el pueblo soviético estaba a años luz de los estereotipos yankies.  La clases populares se las veian y deseaban con los sempiternos Lada, Moskovitz e incluso algunos afortunados con los Volga, Tatra o Skoda.  Las elites comunistas se reservaban los ZIL, grotescas limusinas que se adecuaban a los Packard de los grandilocuentes ’50.  En aquellos años el lujo era patrimonio de los Rolls-Royce, Lincoln, Cadillac y los «Grosser» Mercedes epítomes del poderío capitalista y por ende coches de estado (aun así Francia fue fiel a Citroën) que eran tan desconocidos para el pueblo ruso como los ZIL para el resto del mundo.   De lo que no hay duda es que los mastodónticos autos bolcheviques eran, y son, tan exclusivos o más que el más granado de los del otro lado del Telón de Acero.  Khrushchev  tuvo el honor de estrenar una nueva evolución de las prestigiosas berlinas, el hiperbólico ZIL 111G (ЗиС-111Г).  La ZIL se ganó parte de su prestigio fabricando camiones y maquinaría pesada montó también los más lujosos coches.  El 111G variaba de su predecesor en una estética más acorde con los nuevos tiempos, claramente inspirado en el Lincoln «JFK» de linea más limpia y moderna y un blindaje impenetrable, pero conservaba el antiguo motor V8 de 6.0l inspirado a su vez en un vetusto motor Packard y la prehistórica caja de cambios de tan solo 2 velocidades.  Conservaba también la suspensión por ballestas y un lujo desmedido a base de maderas nobles, pieles y equipamiento y por el mero hecho de conducir el coche se tenía acceso exclusivo al carril de la izquierda de las carreteras rusas y nunca hacía cola en las gasolineras (!).  Cuenta la leyenda que el bueno de Nikita Khrushchev mandó alargar el chasis varios centímetros para que su coche oficial fuese más el largo entre los mandatarios internacionales.  Efectivamente con sus más de 6 metros sobrepasaba en 27cm al Rolls-Royce de la reina de Inglaterra y en algunos más al Lincoln de Kennedy.  Los ZIL fueron evolucionando lentamente, casi tanto como los que se sentaban en sus cómodos asientos, y se cree que producción nunca sobrepasó las 50 unidades al año.  Hasta que ya en el 2002 y con una amplia oferta de vehiculos de superlujo, los propietarios de la marca se dieron cuenta que un dinosaurio que engulle más de 30litros de gasolina a los 100km y que pesa más de 3500kg no es del gusto de las nuevas castas rusas .  Khrushchev y los autos de aquella época no son muy bien recordados.

 

Acerca de Sergio Mercado

Lo reconozco ¡Me encantan los coches! Pero no solo aquellos que forman parte del imaginario popular por sus logros y parabienes. Me gustan TODOS los coches y en especial los que llevan una bonita historia cuestas.
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11 respuestas a Khrushchev la tiene más larga que Kennedy (ZIL 111 G)

  1. Buenrolls dijo:

    ¿Y no será el Mercedes 600 «Vaticano» más largo? Por ahí deben andarse los dos…

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  6. Los bolcheviques entendían de un modo curioso eso de la «democracia popular»: los grandes jerarcas disponían de dachas principescas en Crimea, carriles exclusivos para circular cómodamente por las calles de Moscú, y limusinas lujosas y exclusivas.

  7. L'Ornithorynque dijo:

    I adore Zil, but this one is very uggly. Too American?

  8. ami6total dijo:

    Un gran coche muy ostentoso una manera muy peculiar de entender el lujo, yo prefiero el SM presidencial, cuestion de gustos

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