Un volante para Digit (Vittorio Brambilla «Gorilla di Monza, Mago della pioggia»)


Hubo un tiempo en que pilotar un coche de carreras no solo estaba al alcance de ricos niños guapos.  Hubo un tiempo en que lo que importaba era correr más que nadie.  Importaba más que ganar dinero, que lucir pegatinas en un circuito, que generar audiencias millonarias o correr en circuitos en medio del desierto o en la oscuridad de la noche.  Tampoco hay que dejarse engañar demasiado.  Hoy y siempre ha habido carreras aburridas en las que coches que burlaban el reglamento dominaban de principio a fin y los mandamases encorbatados de la FIA beneficiaban a Don Dinero.  La diferencia entre la F1 (y demás disciplinas deportivas del motor) de los años 70 (uan de las épocas doradas de la especialidad) y la actual era precisamente que casi todos se preocuparon de correr más y más. Vittorio Brambillia fue uno de ellos, a su manera.  Nacido en Monza y curtido en mil batallas automovilísticas en formulas menores junto a su hermano (F2, Turismos, motociclismo..) donde consigue el apoyo de la marca de herramientas Beta que impulsa su salto a la F1. Debuta en categoría reina a la temprana edad de 36 años a los mandos de un desfasado March-Ford.  No tardó en labrarse un estilo propio conjugando momentos memorables con pifias sonrojantes por su ya famoso exceso de fogosidad.  La curva de final de recta en el Jarama era conocida como «El condado de Brambilla» por sus continuas visitas al muro cuando pasaba por allí, fustrando en el ’74 un excelente 9 puesto en parrilla al querer mejorar su tiempo (!).    El apodo de Gorilla se lo ganó a pulso por sacar de la pista a numerosos rivales al intentar adelantarlos de los que se despedía con un apretón de manos a pie de accidente pista.  Su momento de gloria, por si no fuese suficiente gloria correr en cada carrera, llegó en el GP de Austria.  Vittorio salió octavo en medio de una terrible tormenta.  Ya en la tercera vuelta solo tenía por delante a las vedettes de momento, Lauda y Hunt.  A partir de la 15ª Lauda se retrasa y comienza un mano a mano espectacular con James Hunt lloviendo todavía más.  Brambilla se olvida de sus salvajadas… a las dos vueltas de haber sobrepasado al británico ya le aventaja en ¡¡¡10 segundos!!! Consigue dos proezas más bajo la lluvia:  Vuelta rápida y no cometer errores.  La carrera se suspendió a las 29 vueltas.  Había ganado.  Con una pista en condiciones deplorables, en la que el acuaplaning en recta zarandeaba el coche 3 metros, al bueno de Vittorio Brambilla no se le ocurre mejor forma de festejarlo que levantar los dos brazos al pasar por linea de meta.  El March se fue al muro y destrozó su morro (que posteriormente conservó en su taller familiar).  Aun así nada ni nadie le privó de dar la vuelta de honor con el coche destrozado.  Il Gorilla se convirtió en Mago della pioggia.  Ya en el ’78 tuvo un terrible accidente en Monza quedándose en coma varios días.  En aquel accidente donde se involucraron varios coches le socorrieron a él antes que a Peterson, que aparentemente solo tenía fracturas oseas, que acabó falleciendo horas después en el hospital.  Retirado  en 1980 falleció a causa de un infarto mientras regaba su jardín el 26 de mayo del 2001.  Tal vez la Historia la escriban los vencedores.  Ya no hay pilotos así.  Ecclestone y Vettel no consentirían que alguien rudo y mayor con fama de torpe y con un coche desfasado ganase una carrera. Pero pocos le sacan 10 segundos a Hunt en dos vueltas bajo un intenso aguacero.

Acerca de Sergio Mercado

Lo reconozco ¡Me encantan los coches! Pero no solo aquellos que forman parte del imaginario popular por sus logros y parabienes. Me gustan TODOS los coches y en especial los que llevan una bonita historia cuestas.
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9 respuestas a Un volante para Digit (Vittorio Brambilla «Gorilla di Monza, Mago della pioggia»)

  1. Para mí tiene mucho más mérito pilotar bien en condiciones extremas como lluvia o poca visibilidad que hacerlo en un día despejado. Al final, cuando las estrellas se acojanaron, Brambilla brilló con luz propia. Una pena que su carácter ardoroso no fuese sofocado por la frialdad que requieren las grandes gestas. Un poco de corazón siempre es necesario, pero cuando la pasión te ciega lo mejor es parar el motor y bajarse del coche.
    Un gran artículo, Sergio.

    • Gracias Ricardo. Creo que un punto de inconsciencia, uno dos pilotos por parrilla, son necesarios en la F1 actual. Siempre preferí a Alesi antes que Berger. Al scalextrix mejor se juega en el comedor de casa con los peques de la casa.

  2. kalin dijo:

    …ya no hay pilotos así…

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