En los años 50 Estados Unidos sacaba pecho. Aquí en Europa todavía estábamos convalecientes de la gran guerra y en ultramar casi ataban los perros con longanizas. Ford tuvo la brillante idea de lanzar un globo sonda para conocer la reacción del público. El mítico Ford Nucleon. Presentado en una maqueta escala 3/8 se mostró como una extraño cruze de camioneta futurísta con caza militar. En la parte trasera estaba la unidad de potencia, más conocida como reactor nuclear y toda su parafernalia para transformar radioactividad en movimiento. La parte delantera era mas o menos convencional y tenia la delicadeza de estar alejada del reactor por si acaso. Se preveía cambiar la pila de uranio en las ¡¡gasolineras!!(¿uranioneras?) comodamente y poder realizar 5000 millas sin repostar. Ford asegura que jamás realizó ningún prototipo rodante por razones de seguridad (por que no existía un reactor tan pequeño que si no…). El miedo a una guerra nuclear (con pequeñitas bombas potenciales rodando por las calles) y el conocimiento de los riesgos de la radioactividad acabaron con el proyecto. El Nucleon ha quedado como un icono de la era nuclear. El optimismo imprudente de los creadores del proyecto Nucleon demuestra que no habría que pensar que algo es imposible solo porque nadie lo ha intentado. ¡Que miedo!
Hubo dos versiones: con uranio y con aletas, y con uranio y sin aletas
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