En 1963 y después de muchos años investigando y desarrollando Chrysler fabrica una pequeña serie de prueba de un auto que venia a cambiar el mundo. El Chrysler Turbine. Dotado de un motor con el 80% menos de las piezas que uno convencional, mantenimiento reducido, vida útil mas larga, libre de vibraciones, libre de refrigeracion y encima utilizable con CUALQUIER combustible (gasolina, diesel, queroseno, flexifuel…) sin ajuste ninguno y pudiendo mezclarlos libremente. ¿Desventajas? El tiempo de espera para lanzarse, el superior ruido,el consumo desorbitado y… poquita cosa más que ya en los 60 lo tenían solventado. La turbina se instaló en una carrocería sedan de dos puertas con toques futuristas y se fabricaron 50 que se cedieron a clientes de confianza. Tan solo se detectaron leves problemas en los frenos. La crisis financiera por la que atravesaba el grupo Chrysler obligó a vender (¡a vender!) el proyecto cuando ya estaba todo preparado para la fabricación masiva (se dice que el Dodge Charger de la época sería el primero).Chrysler destruyó la mayoría, reservando algunos para museos y exposiciones, triste final. El ciclo otto ganó otra batalla y el proyecto «turbine» descansa en el cajón de algún desaprensivo.
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