Se acabó el arte (Chaparral …2E, 2F, 2G, 2J ‘Vacuum Cleaner’…)

Hubo un tiempo en que las competiciones de automóviles eran poco más que una gran aventura.  Cada marca apostaba por sus creencias y sus pilotos más allá del sentido común.  Los mecánicos, pilotos (verdaderos gentelman-drivers) y demás eran una especie de amigotes y el coche era un orgullo en el que poder ir más y más deprisa.  En los ’60 todo empieza a torcerse con el empecinamiento de Ford por ganar a Ferrari, o sea por la gran cantidad de dinero que las marcas invirtieron en la competición.  En realidad todo empieza a perder la esencia cuando el tejano Jim Hall crea su propia escuderia:  Chaparral.  Hall era un amante de los coches que apostó por la ingieneria y aerodinámica para hacerlos competitivos.  Bebe de todas las fuentes (Bill Sadler, Sir Collin Chapman…) y crea sistemas de recopilación de datos para mejorar entre otras cosa los neumáticos.  Fue pionero también en la utilización de fibra de vidrio como elemento estructural, en introducir la transmisión semiautomatica, y tambien en introducir super-alerones regulables por el piloto.  Sus autos (2A, 2B, 2C…) fueron un tanto estrambóticos pero ganaban carreras.  El zenit fue el espeluznante Chaparral 2J para la Can-Am que tenia 2 ventiladores en la parte trasera (accionados por sendos motores de moto de agua) que aspiraban el aire de la parte inferior y creaban un efecto suelo (parcialmente imitado y prohibido en la F1).  El 2J fue un nido de problemas mecánicos y no triunfó a pesar de ser al menos 2 segundos más rápido por vuelta que sus contrincantes.  A pesar de ganar la Indy en 1980 Chaparral desaparece como otras tantas marcas independientes que tanto han dado al automovilismo.  Chaparral mostró el camino y todas le siguieron.  Hoy ya nadie se acuerda de ella.